SILENCIO INCIERTO
El vacío empezó a buscar respuestas, ha quedado saturado
entre verdades atrapadas e ilusiones rotas.
Un “¿Qué?” y un “¿Cómo?” martillan mi alma quebrantando mis
decisiones y haciendo cojear cada una de mis acciones. Aunque invisibles las
circunstancias busco generar hechos exactos y es por ello que no pretendo vivir
bajo la sombra de un estereotipo inventado, ése que aísla y cohíbe mis
pensamientos.
A veces suelo vivir con los pensamientos desatados y es que,
aún no aprendo a atar su cordura.
Ver dentro de sí es fundamental. Un querer y un deber se
atraviesan en mí, pero de la neutricidad aprenderé a mantener firme mis
ideales. Éstos se han visto frágiles, atrapados están, no luchar por ellos es
negarle a la vida la posibilidad de que actúe en nosotros.
A veces intento huir, pero de esto aprendí que los problemas
solo te hacen correr en círculos. Y es que vivir bajo la sombra de un lamento
solo martilla, las penas se han vuelto un ancla para mi alma.
Si cada piedra tiene un tropiezo reservado entonces, mi vida
se ha vuelto un arsenal de ellas; ésta se ha vuelto una escena cíclica de
alguien tropezando. Pero al final, resulta ser la mejor manera de llegar a
donde quieres porque, cada tropiezo se escribe perfectamente en el lenguaje de
las experiencias.
Lo cierto es que la vida cada vez se me hace más chiquita y
el vacío más grande. En el silencio guardo mis vacíos, de allí nacen esos
silencios que no deben pronunciarse.
Guardo en mí silencios inciertos, esos que tienen mucho por
contar.
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